Trata de recordar alguna situación en la que un alumno tuyo ha experimentado una tristeza intensa.
¿Cómo lo notaste, qué te hizo saber que se sentía así?
Recuerdo en Bolivia, un día estaba mirando a un interno que habitualmente estaba feliz, hablador, comunicativo a nivel corporal, pendiente de los demás, cercano, sociable. Pero ese día estaba todo lo contrario, huidizo, callado, triste, apartado, caído. Me acerqué y le pregunté, tenía un dolor en la garganta, se le había quedado una espina de pescado y le hacía daño, se le estaba infectando. Si yo no hubiese leído esos síntomas, no me hubiese enterado del origen de su tristeza y pesar.
Fuimos al hospital y se la sacaron. Todo genial.
¿Cómo crees que podrías ayudarle para que esa tristeza no desencadenara en una rendición?
Hay que darles herramientas, la primera la esperanza, la comunicación, el poder de que todo se supera poniendo los medios adecuados. Confianza en sí mismos y en lo que les rodea.
¿Está en tu mano hacerlo?
Siempre. Y no debemos rehuir, aunque nos cueste o no nos sintamos capaces. Sacar fuerzas de flaqueza. Nuestra experiencia vivencial es mayor que la suya, y tenemos más recursos de los que echar mano.
ESTRATEGIAS PARA REGULAR LA TRISTEZA:
Depende de la causa que provoque esa tristeza:
- Pensar en los momentos bonitos vividos con esa persona.
- Escribir.
- Pasear.
- Hacer deporte.
- Intentar retomar el contacto de nuevo.
- Hablar, salir, dialogar.
- Tomar unas tapas con tu gente.
- Reflexionar sobre la causa, y ver lo positivo del momento, aunque cueste.
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