HISTORIA REAL:
Estaba en una casa, acompañado de una gente un tanto siniestra. Era de noche y decidí ir al baño. No quería encender la luz para no molestar, estaban durmiendo, y la oscuridad acompañaba al sigilo en mis pasos.
Al terminar de usar el baño, oigo unas voces, algo están tramando, están lejos pero se acercan. Llega un momento que se ponen a hablar al lado de la ventana del baño. Estaba todo inmerso en una profunda oscuridad, pero yo los veía y oía perfectamente. Estaban a escasos 30 cm. A esa noche la llamé "El silencio de los corderos", por la escena con las gafas de visión nocturna.
HISTORIA FICTICIA:
Una tarde por el campo apacible, se puede volver en un absoluto tormento, cuando se deja vagar la imaginación.
Una casa terrorífica, malos recuerdos y un cielo oscuro y malvado, hacen que nuestro protagonista acelere los latidos de su ya anciano corazón.
No recordaba la última vez que vino, no recordaba bien lo que ocurrió, pero su cuerpo se lo recordó, el corazón a mil, sudoración, balbuceo, vista borrosa, dolor en el pecho.
Se apoyó en ese muro, en el único que había, el oscuro muro, levantado en memoria del más horrible de los hechos....
.....Y ese muro se lo llevó, lo abrazó frío, severo, sólido, ese muro formó parte de su lápida, porque nunca más lo encontraron.
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